En las empresas, específicamente en el departamento de recursos humanos, hay que enfrentarse a situaciones que pueden resultar no muy agradables tanto para los colaboradores como para los directivos. Estos acontecimientos se deben afrontar y resolver de la mejor manera, siendo uno de ellos, el despido de un empleado.
Si el despido se debe por un tema que se escapa de tus manos, como el recorte del personal debido a una crisis financiera o por el deficiente desempeño del empleado, en cualquiera de los casos, es un suceso que puede generar malestar en ambas partes si no se efectúa de la mejor manera.
Antes de llegar a estos extremos, es importante realizar de manera periódica evaluaciones del desempeño a los empleados, para detectar carencias o alguna deficiencia en la productividad del colaborador, con el objetivo de actuar de manera oportuna y revertir este hecho. Asimismo, concertar reuniones cuando surgen problemas o malentendidos con los miembros del equipo.
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Tomando la decisión correcta
Normalmente, la decisión de despedir a un colaborador no surge de la noche a la mañana, por lo general es un proceso que inicia a partir de ciertas señales de que algo no marcha bien con el equipo o con alguno de los miembros. A partir de ahí, los directivos y el departamento de recursos humanos realizan una serie de tareas y evaluaciones antes de llegar a tomar la decisión del despido. A continuación se describen algunas de las causas más habituales:
- Se reduce considerablemente el desempeño laboral por un largo periodo de tiempo
- En repetidas ocasiones surgen dificultades y conflictos internos en el equipo de trabajo
- Dificultad para realizar las funciones relacionadas con el puesto de trabajo
- Incumplimiento del contrato o negatividad para acoplarse a la norma
- Cometer una falta grave en el trabajo o reincidir en faltas leves que perjudiquen la productividad y el clima laboral
- Necesidad de hacer cambios y ajustes en la nómina debido a crisis financiera
- Cambios en la dirección del negocio de la compañía
El proceso de despedir a un empleado
Hay que tomar en cuenta que, independientemente de cuál sea el motivo del despido, las personas encargadas de hacerlo deben analizar detenidamente las razones y las consecuencias de este hecho, así como también seguir una serie de pasos para evitar inconvenientes de ambas partes:
- Planificar el despido: Cuando la decisión de despedir al colaborador está tomada, es necesario informar al departamento de recursos humanos y los directivos involucrados, con el objetivo de agilizar el trámite de la salida sin pasar por alto detalles importantes. También se recomienda alistar toda la documentación que se entregará al colaborador lo antes posible.
- Programar una reunión privada con el colaborador: Para evitar inconvenientes, es importante que el despido se realice de manera presencial, pero si el colaborador se encuentra trabajando de manera remota, fuera de la ciudad, es mejor hacerlo a través de videollamada. Es necesario convocar la reunión una vez que el departamento de recursos humanos haya tomado la decisión, dejar pasar más tiempo traerá como consecuencia que se filtre la información.
- Asegurarse de que el colaborador ha sido notificado: Al culminar la reunión, se debe informar al resto del departamento de recursos humanos que el colaborador ha sido informado de la decisión para culminar lo antes posible con el cese del contrato.
- Tomar en cuenta las consideraciones legales: Para no complicar más de la cuenta el incómodo proceso para ambas partes, es necesario cumplir con toda la legislación laboral vigente. Cumplir con los plazos exigidos por la ley, ser lo más confidencial posible y notificar por escrito al colaborador donde se detalle el motivo, así como los artículos legales que la empresa acoge para tomar la decisión.
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El impacto emocional de ser despedido
En la mayoría de los casos se puede generar cierto malestar entre los directivos y miembros del departamento de recursos humanos, teniendo que afrontar la penosa situación de despedir a un colaborador. Por lo tanto, no es difícil deducir que para la persona afectada, esta situación genera un alto impacto en sus emociones.
Un despido conlleva a un estado de incertidumbre por parte del colaborador, que en algunos casos no era lo esperado, por lo que genera una reacción adversa o quebrantamiento de las emociones. En otras ocasiones, el despedido puede ocurrir luego de experimentar un ambiente de crisis, angustia y tensión prolongada, lo que trae como consecuencia que el colaborador comience a experimentar altos niveles de estrés, alteración en su comportamiento, dificultad para concentrarse y desequilibrio en el sueño, que puede estar relacionado con pesadillas, insomnio y agitación al dormir, además de sentirse irritado, cansado o con falta de apetito durante el día
Además de los síntomas físicos, surgen también síntomas psicológicos que impactan el bienestar emocional del colaborador al recibir la noticia de despido de manera inesperada. Impacta significativamente en la autoestima, ya que pueden surgir pensamientos constantemente, como “me despidieron porque no valgo nada”, “me han despedido a mí porque no sé hacer nada”.
Las personas manifiestan bajo estado de ánimo y apatía, debido a que la rutina cambia por completo. Anteriormente, existían unos horarios y tareas por cumplir a diario, ahora hay que enfrentarse a una jornada donde no hay mucho por hacer, que si no se hace un esfuerzo por cambiar esta situación, la persona puede pensar que es una carga para sus familiares.
El impacto emocional también puede generar deterioro en el área profesional y social, pues la persona se siente fracasada, desmotivada y frustrada por el despido, se aleja de sus familiares y amigos por vergüenza a hablar del tema y se muestra inseguro de sus capacidades.
El duelo de ser despedido
Al igual que otras perdidas, los colaboradores al ser despedido también pasan por un proceso de duelo, el cual es importante conocer:
Etapa de negación: Rechaza en todo momento el despido, el colaborador piensa que es imposible que le pueda suceder algo así.
Etapa de ira: Manifiesta enfado, rabia y resentimiento con las personas involucradas, con el despido y con la organización.
Etapa de negociación: Busca alternativas con los directivos para evitar el despido, “puedo irme a otro departamento”, “tengo una venta a punto de cerrar”.
Etapa de depresión: Surgen sentimientos de tristeza, vacío, apatía y baja autoestima.
Etapa de aceptación: Interioriza su realidad y decide continuar por otro camino.
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Cómo evitar al máximo el daño emocional al despedir a un colaborador
El impacto emocional de un colaborador al ser despedido puede variar dependiendo de cómo interprete el despido. Por esta razón, los encargados del departamento de recursos humanos y directivos que en algún momento tienen que compartir este tipo de decisiones, deben dejar en claro, de la mejor manera, el porqué se toma esta iniciativa, así como también orientar al colaborador en su proceso de despedida, siguiendo el protocolo descrito a continuación:
Organizar y planificar la comunicación
A nadie le gustaría ser despedido por medio de un email o estando en compañía de otras personas que no aportan al momento. Para ello, es fundamental escoger un lugar neutro, discreto y tranquilo para hablar con el colaborador acerca de la situación, sin embargo, evita mencionar el motivo de forma anticipada, ya que esto puede generar ansiedad y aumentar la tensión entre las partes. Por ningún motivo improvisar lo que vas a decir, prepara muy bien tu discurso y consulta detenidamente la información relacionada con el despido.
Elegir el momento idóneo
Algunas organizaciones eligen el día viernes para informarles a sus empleados este tipo de decisiones. Estas organizaciones sostienen que lo hacen para mitigar los efectos negativos de la despedida con el equipo de trabajo, ya que suele haber menos personas. No obstante, lo más recomendable es informar al colaborador poco después de haber tomado la decisión. Evita elegir fechas especiales como cumpleaños o periodos vacacionales y procura hacerlo en una oficina a solas, respetando la privacidad del momento.
Facilitar la despedida
En un ambiente laboral se estrechan fuertes lazos de amistad al compartir diariamente con los compañeros de trabajo, por lo tanto, impedir un acercamiento final entre ellos no es una buena política. Los colaboradores pueden seguir estando en contacto fuera de la empresa y tener el derecho a despedirse, con el objetivo de que el último día sea lo más natural posible y menos traumático.
Ir al grano y evitar rodeos
Alargar el momento no aporta en nada, al contrario, aumenta la tensión y los niveles de ansiedad en el colaborador. El mensaje debe ser directo, con precisión y honestidad, pero comunicándose con empatía, sensibilidad y desde el respeto hacia el otro.
Escucha al empleado
Aunque la decisión ya está tomada y ha sido evaluada, escuchar al colaborador es muy importante. Si desea expresarse voluntariamente con respecto a la situación, es necesario abrir el espacio para el desahogo, hacer alguna pregunta o señalar alguna retroalimentación por parte del empleado, siempre y cuando no reaccione de manera ofensiva o violenta.
Agradece los servicios prestados
En lo posible, resalta y valora lo positivo del trabajo realizado por parte del colaborador, agradece los servicios prestados y su dedicación. Es importante hacerlo de manera sincera, evitando exagerar o endulzar el momento, siempre siendo profesionales y diplomáticos.
A pesar de todos los requisitos legales que la empresa debe tomar al momento de un despido, no hay que olvidar comportarse con la máxima humanidad con todos los colaboradores. Ser cuidadosos durante el discurso, permitir que se despida de sus compañeros y brindar el espacio para aclarar dudas, son algunas de las claves para hacer que el despido sea lo menos traumático posible y, además, se convierta en un momento de crecimiento para ambas partes.