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¿Debe un manager ser amigo de una persona de su equipo?

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manager ser amigo

Nunca había sido más fácil que un manager y un subordinado o subordinada se hicieran amigos. La adopción por parte de muchas empresas de un estilo de relación entre sus miembros más flexible y relajado, y el uso en el entorno laboral de herramientas como Slack, WhatsApp o el propio chat de Google, han hecho que la comunicación entre los managers y sus equipos sea cada vez más informal y amistosa. 

Hace solo unos años, era impensable que un jefe o jefa compartiera un meme a través de los canales de la empresa, y ahora, en muchas compañías, esto no se considera algo extraño. 

Este tipo de comportamientos podrían considerarse en ciertos entornos aún ligeramente inapropiados pero, si se quedan en eso, no deberían causar mayores problemas e incluso podrían mejorar el ambiente laboral e incrementar la productividad. Ahora bien, ¿qué ocurre si esa comunicación relajada evoluciona en algo más? ¿Qué pasa si la complicidad aumenta y manager y subordinado comienzan a verse fuera del trabajo, a quedar los fines de semana, a mezclar a sus familias, hacer viajes juntos y a confesarse sus miedos y aspiraciones más profundas? ¿Qué pasa si, simple y llanamente, se hacen amigos? En definitiva, ¿debe un manager ser amigo de una persona de su equipo?

Lo más probable es que, si no se gestiona bien, la relación pueda traer algunos conflictos. La relación entre un manager y los miembros de su equipo es, no lo olvidemos nunca, un vínculo de poder. Y si se hacen amigos y esto se gestiona mal, puede dar lugar a toda una serie de problemas que pueden afectar a la buena marcha de las actividades de la empresa y deteriorar el ambiente de trabajo no solo para ellos, sino para todos los equipos de la organización.

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Por qué puede resultar un problema para un manager ser amigo de un empleado 

Hay que tener muy presente que una amistad entre un manager y un miembro de su equipo nunca puede ser neutral y es muy posible que tenga consecuencias. En primer lugar porque la amistad va unida a la intimidad y, por definición: a una amiga le cuentas todo lo que te pasa, las cosas que te preocupan, el estado de tus relaciones personales, familiares, amorosas… pero también los problemas que tienes en el trabajo, las difíciles decisiones a las que a veces te tienes que enfrentar, los planes que tienes a futuro en tu vida laboral (como por ejemplo, tu intención de abandonar la empresa).

Este flujo de información, mucho más íntima que la habitual entre manager y subordinado o subordinada, puede entrar en conflicto con tu trabajo debido a que, no lo pasemos por alto, uno de los dos amigos tiene cierto, o bastante, poder sobre el otro.

En un entorno laboral, todas esas informaciones podrían enturbiar la relación normal jefe-subordinado de manera severa. Además, en el caso poco deseable de que con el tiempo vuestra relación empeore, las intimidades que uno sepáis del otro pueden llegar a utilizarse como una forma de desprestigio, lo que podría plantear muchísimos problemas de gestión de personal, pérdida de respeto por parte del equipo, envidias, abandonos, etc.

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La amistad de un manager con sus trabajadores o trabajadoras que están a su cargo también puede dificultar mucho las reuniones 1-to-1 entre ellos. Dar un feedback negativo será complicado cuando le tienes mucho aprecio a la otra persona, y quizá el jefe se vea tentado a ser un poco más suave de lo que sería si no existiera una relación de amistad.

También pueden producirse confusiones o muestras de confianza demasiado claras en el entorno laboral que podrían resultar extrañas a algunos de los miembros del equipo. Porque, evidentemente, si existe una relación muy especial entre un manager y uno de los subordinados, cualquier acción o reconocimiento que reciba el mismo por parte del líder, se puede interpretar como fruto de su relación especial.

Esto podría afectar muy seriamente a la buena marcha de la compañía. Si, por ejemplo, el jefe le concede a la persona un ascenso, una subida de sueldo o un reconocimiento de cualquier otro tipo, otros miembros del equipo podrían llegar a sospechar que eso se ha producido debido a su amistad y no por criterios objetivos. Un manager tiene que tener un comportamiento ejemplar en ese sentido y las dudas de posibles favoritismos pueden resultar muy complicadas de gestionar. Hay que tener en cuenta que la sensación de injusticia es una de las principales causas de desmotivación dentro de la empresa. 

Finalmente, si el jefe es consciente de los temas de los que acabamos de hablar, es muy posible que evite darle a su amigo aumentos de sueldo, recompensas, reconocimientos, etc., para evitar suspicacias. Lo que tampoco sería justo para el empleado si es que este está haciendo un buen trabajo. 

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Consejos para tener una relación sana con tu equipo

Como acabamos de ver, las relaciones entre managers y las personas que componen su equipo pueden ser fuente de muchos problemas y confusiones. Así que, para evitar esto en lo posible, a continuación os presentamos algunas acciones a tener en cuenta para los managers.

  1. Establece junto a tu subordinado o subordinada las reglas y límites que regirán vuestra relación en el ámbito laboral. Por ejemplo, no hablar de trabajo fuera de la oficina, no hablar en horario laboral de lo que hayáis hecho fuera o no usar apelativos cariñosos o informales.
  1. Déjale claro que no habrá ningún tipo de ventaja o privilegio relacionado con la amistad.
  2. En general, sed discretos y mantened siempre entre vosotros la distancia habitual entre jefe y subordinado en el puesto de trabajo.
  3. No compartas con tu amigo información confidencial de la empresa o información de otros empleados, ya que podría tener un efecto negativo en la buena marcha de la compañía.
  1. A pesar de que sea difícil, evitad las confidencias personales en lo posible. Por ejemplo, no habléis de vuestras relaciones sexuales, problemas con la pareja, los hijos, temas económicos, etc.
  2. Deja claro, si es necesario, en qué nivel de comunicación estáis en cada momento. Aunque resulte un poco raro al principio, no está de más recordar: “ahora te hablo como jefe” o “ahora te hablo como amigo”. 
  3. En el caso de que la amistad lleve al trabajador o trabajadora a desacreditarte o a desafiar tu autoridad delante de otros miembros del equipo, recuérdale las normas que rigen las relaciones manager-subordinado de una forma constructiva y profesional.
  4. No sigas a tu empleado en las redes sociales a excepción de las que son de tipo profesional como LinkedIn. 

En definitiva, aunque haya surgido una buena amistad entre un trabajador o trabajadora y un jefe o jefa, la clave está en mantener en todo momento la profesionalidad. Eso sí, siempre manteniendo una actitud cercana y agradable, ya que eso redundará en un ambiente laboral positivo y cómodo.

 

Periodista freelance de Barcelona especializado en economía, tecnología, lifestyle, cultura y relaciones. Fue Director editorial de Vice España y su trabajo ha aparecido en medios como El País, El Periódico de España, S Moda, Vice y Yorokobu, entre otros.

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