Muchas personas tienen miedo de pedir ayuda para realizar su trabajo porque esto pueda causar la impresión de que no lo hacen bien o que no tienen las capacidades suficientes para afrontar sus tareas, y que eso les perjudique en su carrera profesional.
Pero como esas mismas personas se darían cuenta si dedicaran un momento a reflexionar. Hasta los empresarios y empresarias más exitosos del mundo necesitaron en alguna ocasión de que alguien les echara una mano. Es casi imposible que una persona pueda llegar a cumplir todos sus objetivos si no recibe apoyo. No obstante, todavía hay muchos y muchas profesionales que tienen verdadero pánico a solicitar ayuda a sus compañeros, compañeras o a, todavía más, sus managers.
Aunque a priori puede resultar una situación un poco incómoda, pedir ayuda puede, a la larga, dar como resultado no solo un trabajo realizado de una forma más eficiente, sino también contribuir a consolidar más la confianza entre los miembros del equipo, lo que redundará en un mayor crecimiento personal y profesional de todos ellos.
A continuación enumeraremos algunas formas de afrontar este complejo momento, perder el miedo a hacerlo y obtener exactamente la ayuda que necesitamos.
Tabla de contenidos
- Piensa bien qué necesitas exactamente
- Fíjate en cómo tus colegas de trabajo superan el miedo a pedir ayuda
- Piensa como si actuaras en nombre de la empresa, no en el tuyo propio
- No esperes a que se haya producido un desastre
- Dale a la gente la ocasión de sentirse útil
- Demuestra que apelas a sus conocimientos como último recurso
- Pierde el miedo a pedir ayuda: no eres un héroe ni una heroína
Piensa bien qué necesitas exactamente
Evita en todo momento pensar que pidiendo ayuda a tus compañeros y compañeras de trabajo los vas a molestar, pero ten en cuenta que ellos tienen también sus propias preocupaciones y tareas. Por ello, antes de dirigirte a ellos buscando su apoyo, vuelve a considerar si has tratado por todos los medios de resolver el problema por tu cuenta.
Si esto es así, dedica un rato a plantear bien cuál es este problema y qué es lo que necesitas de los miembros de tu equipo antes de ir a pedírselo. Plantea tus dudas en un documento o mediante un esquema muy claro. Preparar tan bien el problema tendrá dos consecuencias positivas: te dará menos reparo acudir a ellos y hará que la resolución sea más sencilla para todos.
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Fíjate en cómo tus colegas de trabajo superan el miedo a pedir ayuda
A pesar de lo que acabamos de decir, cada empresa es un mundo y es posible que en la tuya el hecho de solicitar la ayuda de alguien sí que se pueda considerar como algo negativo. En ese caso, fíjate en cómo se comportan otras personas de tu equipo a la hora de superar el miedo a pedir ayuda de los demás.
Llegado el caso, incluso puedes dirigirte directamente a alguna de las personas con las que tengas más confianza y que, idealmente, tenga más experiencia que tú en la compañía, y preguntarle directamente cuál sería la mejor manera de plantear tus necesidades.
Piensa como si actuaras en nombre de la empresa, no en el tuyo propio
Un pensamiento que, en realidad, es cierto. Si te cuesta más realizar una tarea o no la haces todo lo bien que deberías, aparte de tu trayectoria profesional, la que peor parada saldrá probablemente será la propia empresa o tu equipo.
Si adoptas esa forma de pensar, probablemente te costará menos contactar con tus compañeros para pedirles ayuda, aclarará tus prioridades. Solicitar ayuda en nombre de la empresa tendrá, a ojos de todos tus colegas y de ti mismo, mucha mejor prensa que hacerlo en nombre propio.
No esperes a que se haya producido un desastre
Por mucho que te horrorice solicitar el apoyo de un colega o por muy molesto que vaya a sentirse él porque le pidas ayuda, lo que está claro es que ambos preferiréis pasar ese momento incómodo antes que se desate el caos dentro de vuestra organización.
Hay que tener en cuenta que el que tú hagas el trabajo correctamente mejorará la situación de todos los equipos de la empresa, con lo que al final tendrá un resultado netamente positivo.
Dale a la gente la ocasión de sentirse útil
En realidad, ¿quién no se siente un poco halagado cuando alguien le pide ayuda? A todos nos encanta ayudar, nos sentimos realizados como seres humanos cuando le sacamos a alguien las castañas del fuego.
Al superar el miedo a pedir ayuda a alguien, siempre en el momento apropiado y de una forma correcta, le estamos dando precisamente la oportunidad de hacer eso. En realidad, es un pequeño regalo hacia esa persona.
Es cierto que quizá esta es una visión muy optimista de esta situación pero sin duda se cumple en una gran mayoría de casos.
Demuestra que apelas a sus conocimientos como último recurso
Cuando le pidas un consejo a un colega de tu trabajo que tiene más experiencia, demuéstrale que antes de acudir a él, has trabajado y estudiado el caso y que realmente acudes a él o ella como último recurso.
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Explícale antes de pedirle ayuda todo lo que has investigado, las posibilidades que has barajado y, tras dejarle claro tu esfuerzo, solicita consejo. Sin duda eso hará que te respete más y que sea más proclive a ayudarte.
considera que requerir la ayuda de un colega también tiene sus ventajas
Un miembro de un equipo que pide ayuda está demostrando sobre todo dos cosas: que confía en sus compañeros y compañeras y que juega en equipo. También que es capaz de crear una relación personal con ellos y ellas, y que es lo suficientemente maduro emocionalmente como para priorizar el buen funcionamiento de la empresa a su propia reputación.
Si nunca has pedido consejo a un compañero o compañera antes, intenta hacerlo por primera vez con alguien con quien tengas confianza. Practica también el ayudar tú mismo a tus colegas. Una vez que te sientas cómodo en este intercambio, inténtalo con alguien con quien tengas menos confianza.
Pero ten en cuenta siempre una cosa: los seres humanos estamos programados para ayudarnos entre nosotros, con lo que a priori lo más probable es que todo salga bien.
Pierde el miedo a pedir ayuda: no eres un héroe ni una heroína
Recuerda: hasta las personas con más talento del mundo necesitan ayuda. Los y las líderes de las empresas más grandes también. No tiene nada que ver lo seguro de ti mismo que estés o no, nadie tiene todas las respuestas y, si las necesita, tiene que buscarlas en los demás.
De hecho, hacerlo empodera a los que le rodean y les impulsa a asumir un papel de mayor responsabilidad, además de permitirles brillar a nivel personal.
Un auténtico líder también es aquél capaz de reconocer sus limitaciones pero, a pesar de ellas, seguir adelante, sabiendo cuándo es el momento oportuno para pedir ayuda y ofrecer la suya a cambio.
La vida no es como las películas y más que heroicidades, lo que necesitamos son aliados y aliadas.