La resiliencia es un concepto que se usa en la psicología y del crecimiento personal. En muchos contextos, su significado tiende a ser tergiversado para que una persona dé más de lo que puede ante una situación adversa.
Esto puede ser nocivo, sobre todo si la adversidad es permanente y no se hace nada para combatirla, pues terminamos acostumbrarnos a ella. Por eso, en este artículo se abordará la resiliencia como el primer paso para solucionar crisis y regresar a un ambiente de trabajo tranquilo.
Tabla de contenidos
¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia, también conocida como entereza, es la capacidad para enfrentarse a situaciones adversas a través de la adaptación. Es una habilidad para lograr un objetivo en un entorno considerablemente estresante o bajo condiciones agobiantes, como traumas físicos o emocionales, desastres naturales o de salud pública, cambios drásticos e inesperados, etc.
La resiliencia depende de factores individuales, familiares, comunitarios y ambientales. Esto explica que los grados de resiliencia sean tan distintos no solo entre las personas que deben adaptarse a la adversidad, sino al tipo de calamidad a la que se enfrentan.
Este proceso puede darse en diferentes ámbitos y escalas, como la resiliencia psicológica, la emocional, la física y la comunitaria.
La resiliencia psicológica consiste en tener la fortaleza mental necesaria para resistir en momentos desafiantes. Quienes han vivido situaciones adversas han aprendido de estas y suelen ser más resilientes ante nuevos desafíos. Sin embargo, esta habilidad también se puede entrenar, mediante el fortalecimiento de la inteligencia emocional.
La resiliencia emocional hace referencia a la capacidad para regular emociones como la tristeza y la ira en momentos de crisis. Esta habilidad está ligada a la educación emocional que recibió la persona desde la infancia y a la manera cómo afianzar estas habilidades en momentos álgidos y también durante la calma.
La resiliencia física es la capacidad de recuperarse de lesiones o enfermedades. Este tipo de resiliencia se asocia al pronóstico de una vejez saludable y, aunque tiene un componente genético, también es posible mejorarla.
Por último, la resiliencia comunitaria se refiere a la capacidad que tiene un grupo de personas para adaptarse a cambios estresantes, ya no como individuos sino como comunidad. Esto implica tener o mejorar habilidades para distribuir tareas y roles, así como diseñar e implementar mecanismos para tomar decisiones y actuar en casos de emergencia.
¿Características de una persona resiliente?
Una persona no nace siendo resiliente. Es una habilidad que cada individuo aprende según las circunstancias a las que se enfrenta, al grupo familiar y social que lo rodea y a lo que deduce por sí mismo.
En este proceso de aprendizaje, cada persona adquiere, en mayor o menor medida, características como:
- Autoconocimiento: identifica sus debilidades, sus fortalezas y el rol que suele asumir en un equipo, también reconoce y expresa sus emociones. Esto fortalece su resiliencia psicológica, física y mental.
- Autonomía: encuentra cómo solucionar situaciones por sí mismo y sabe pedir ayuda cuando lo necesita. Además, entiende cuándo puede enfrentar una situación y en qué momento esta lo supera, por lo cual es mejor adaptarse.
- Empatía: puede entender emociones ajenas como si fueran propias. Esto permite tener mejores relaciones interpersonales y, por ende, una red de apoyo emocional más robusta.
- Afrontamiento positivo de la adversidad: asume las crisis como oportunidades de aprendizaje que pueden ser recordadas desde la alegría de haberlas superado, el orgullo por haberlo hecho o mediante el humor.
- Tolerancia a la frustración y a la incertidumbre: reconoce que no todo siempre sale bien y que no le es posible controlar todos los aspectos de una situación, de modo que cuando ocurre algo no previsto, puede pensar con más claridad y ser más flexibles, y así encontrar soluciones.
¿Para qué ser resilientes en tiempos de crisis?
Las crisis conllevan al aprendizaje y, a través del aprendizaje, las personas adquieren habilidades para ser más resilientes, de modo que pueden afrontar otras calamidades y a superar problemas de una manera más tranquila.
Esto podría malinterpretarse fácilmente bajo la premisa de que es deseable permanecer en situaciones de estrés significativo para aprender a manejar mejor las crisis.
Este enfoque es cruel, pues implica un sufrimiento constante para quienes han vivido situaciones adversas anteriormente. En cambio, se podría usar experiencia y habilidades adaptativas de estas personas para enseñar resiliencia a otros o bien para aliviar la situación que requiere ser resiliente.
De esta manera, es posible evitar o aprender a manejar situaciones de estrés extremo en muchos ámbitos de la vida, como la salud, la familia, la pareja e incluso el entorno laboral.
¿Cómo fomentar la resiliencia en tu equipo de trabajo?
Es de vital importancia fomentar la resiliencia en el equipo de trabajo, en primer lugar, para evitar burnout laboral u otros riesgos psicosociales, que perjudican el desempeño de los empleados, así como su salud física y mental.
Para estimular las habilidades personales que cada trabajador tiene para ser resiliente, es importante que el departamento de Recursos Humanos oriente la cultura laboral hacia las emociones tanto de los empleados como de los empleadores.
También es importante identificar cambios como el propuesto por la Ley 2001 de 2021, cuyo objetivo es reducir paulatinamente la jornada laboral de 48 horas a 42 en el 2026. Inicialmente, esta disminución de horas laborales puede generar tensión adicional en los empleados, pues tendrán que culminar todas sus tareas en un tiempo menor; sin embargo, es una oportunidad de mejora de los procesos en aras de que ellos tengan más tiempo de descanso.
Esta situación es un ejemplo que muestra que trabajando en conjunto, es posible lograr una sinergia entre las debilidades y las fortalezas de cada miembro del equipo de trabajo.
Aprende a ser flexible ante la adversidad con las herramientas de Factorial, ahorra tiempo en tareas del día a día, inviértelo en lo importante: tu equipo.