El auge del teletrabajo, empujado por la pandemia, ha abierto la puerta a los nómadas digitales: lo que hasta hace poco parecía una opción exclusiva para un puñado de elegidos se ha convertido en una posibilidad plausible para muchos otros. Charlamos con varios perfiles expertos y reflexionamos sobre las claves que afronta esta tendencia en el futuro.
El término de nómada digital apareció por primera vez en los años 70. Sin embargo, no ha sido hasta hace un par de décadas que los nómadas digitales, también conocidos como nomads, han empezado a convertirse en una realidad más que tangible. De hecho, según este artículo publicado por ‘Forbes’, en el mundo hay alrededor de 35 millones de nómadas digitales, una cifra nada desdeñable que no ha parado de crecer tras la pandemia.
Puede que al hablar de los nómadas digitales lo primero que nos venga a la cabeza sea una persona que trabaja en remoto desde Bali para una compañía high tech con su portátil y cuya máxima preocupación es hacer surf. Pero más allá del cliché, el perfil de nómada digital es muy variado.
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Perfiles de los nómadas digitales
Para Diana Carrasco, nómada digital, emprendedora, creadora de comunidades e innovadora social, la clave para definir a este tipo de perfiles es la libertad: “un nómada digital es alguien que desea la libertad de vivir y trabajar en todo el mundo y utiliza la tecnología para hacer realidad este deseo”.
David Blay Tapia, periodista, consultor en teletrabajo y autor del libro ¿Por qué no nos dejan trabajar desde casa?, hace énfasis en la ubicación para acotar el término: “hablamos de personas que trabajan en remoto de manera total y deciden realizar sus tareas desde un lugar diferente al que residen. Puede ir cambiando de ubicación de manera constante o establecerse en otra ciudad por un tiempo determinado”.
Hablando de preferencias, Blay explica que los nómadas digitales suelen buscar ubicaciones que ofrezcan una buena calidad de vida, tanto a nivel cultural como meteorológico o económico. Es por ello que lugares como Bali, Tailandia, Costa Rica o las Islas Canarias son algunos de los destinos más deseados. Y, aunque está claro que ser nómada digital tiene sus inconvenientes, como “adaptarte a horarios diferentes y tener que ajustar tus rutinas”, según palabras de Carla Gil, Head of P&C en PropHero, la experiencia “compensa, aunque muchas personas puedan decir lo contrario”.
En un principio, el perfil de nómada digital era exclusivo de personas dedicadas a actividades relacionadas con las nuevas tecnologías, marketing digital o consultorías, pero el auge del teletrabajo tras la pandemia ha hizo que algunas compañías se empezaran a replantear fórmulas híbridas (con horario presencial y trabajo remoto a tiempo parcial) como alternativa al modelo tradicional. Esto se ha traducido en que otro tipo de perfiles laborales se hayan abierto a la posibilidad de desplazarse fuera de sus ciudades en busca de destinos más estimulantes donde pasar temporadas de uno a tres meses.
Este tipo de nómadas suele generar, además “sinergias y negocios con los ecosistemas emprendedores locales”, tal y como apunta David Blay, y se podrían considerar más como trabajadores en remoto que nómadas digitales, menos ligados a restricciones geográficas o fiscales. A medio camino entre el turismo y la inmigración, estos perfiles están empezando a ser valorados por los gobiernos como una oportunidad para atraer talento a la vez que se invierte de manera rentable en los ecosistemas empresariales de las ciudades.
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Ciudades que atraen talento
Diego Gaspar, experto en Remote Work, Team Coach y mentor, sabe mucho del valor que los trabajadores y trabajadoras remotos pueden aportar a los lugares de destino. Tras probar él mismo como nómada digital en ciudades como Bogotá o Lima, ahora está al frente de la estrategia de desarrollo de negocio de ‘Coliving and Surfing’ en Fuerteventura (España), un proyecto pionero a nivel mundial.
Para él, el perfil de remote worker es más maduro que el del nómada digital: a su coliving (un hotel reconvertido en espacio de trabajo durante la pandemia) vienen parejas e incluso familias en busca de un lugar desde donde trabajar por unos meses, pero también donde crear sinergias y conocer a colegas con los que crear comunidad o hacer networking. Este experto en trabajo remoto tiene claro que espacios como el que él gestiona serán más demandados en el futuro porque el nomadismo digital atrae talento y riqueza a las ciudades.
Es por esto que muchos gobiernos están comenzando a realizar acciones enfocadas a convertirse en un destino atractivo para este tipo de perfiles. Sin ir más lejos, Flavia Santoro, Presidenta de ProColombia (agencia gubernamental a cargo de las exportaciones, el turismo internacional y la inversión extranjera en Colombia), declaraba que “Colombia es un destino ideal para los nómadas digitales, un segmento del turismo que viene creciendo en los últimos años. Nuestro país, además de su ubicación geográfica estratégica y su cercanía con las principales capitales de la región, ofrece ventajas que concuerdan con los intereses de este perfil de viajeros: precios competitivos y diversidad de experiencias”.
Pero, como apunta David Blay, “para atraer este tipo de personas habrá que simplificar la legislación y aclarar los conceptos básicos tributarios, muy enrevesados y complicados para los nómadas digitales”. Una de estas iniciativas para paliar este problema es la creación de una Visa Nómada Digital.
Visa nómada Digital: elegir un destino
La web Planet Nomad actualiza mensualmente la lista de países que se han sumado a la iniciativa de la Vida Nómada Digital, una forma de atraer talento extranjero y contribuir a la economía del país de acogida. Sin ir más lejos, este tipo de visado se ha introducido este año en Colombia, para garantizar que los visitantes puedan permanecer en el país por un período de dos años y obtener la identificación estatal necesaria para acceder a servicios importantes en el país como alquileres o contratos móviles.
Barbados, Bermudas, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Indonesia, México, Panamá, Portugal o Tailandia son algunas de las muchas ciudades que ofrecen actualmente una Visa de teletrabajo para facilitar la estancia a los nómadas digitales.
Con todo, puede que al final lo que haga que la balanza se decante por un lado u otro sean cuestiones como el clima, la calidad de vida o el geoarbitraje (sacar provecho de los costes de vida en países más baratos mientras se cobra de acuerdo al nivel del país de origen, normalmente más rico).
Así fue para Carla Gil, que añada que además de estos factores, la elección del destino “dependerá de la situación personal que esté viviendo cada persona y el país con el que esté trabajando”. En su caso, colaboraba con empresas de Australia y España, por lo que vivir en la zona del Sureste asiático fue una buena opción: “estaba entre ambos países y no era complicado adaptarme a las diferencias horarias”. Para Gil, “Bali, Tailandia, Colombia, Costa Rica o Panamá son destinos perfectos para un nómada digital” ya que “ofrecen una buena calidad de vida y un clima bastante estable”.
Si hablamos de Europa, Alicante, Málaga, Lisboa o las Islas Canarias son otros de los destinos que más nómadas digitales atraen, sobre todo de los países vecinos. Diana Carrasco añade que los nómadas digitales también buscan “tener una comunidad de gente parecida alrededor que les acoja y les oriente, y de forma ideal, que incluya profesionales locales que les ayuden a integrarse en el nuevo destino y vivir experiencias locales auténticas y genuinas”.
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Pros y contras de contar con nómadas digitales en tu equipo
Las compañías que se planteen ampliar su equipo contratando los servicios de un nómada digital pueden obtener muchas ventajas. Según Carla Gil, los nómadas digitales se implicarán mucho en su trabajo ya que “su red de networking es grande y su alcance para conseguir trabajos es amplio, por lo que, si aceptan tu proyecto, es porque realmente les motiva”. Añade que este tipo de perfiles suelen pertenecer a personas creativas, innovadoras, que se adaptan fácilmente a los cambios que pueden surgir, que comparten sus conocimientos y transmiten “una energía, una pasión y una actitud positiva que enriquecerán tus proyectos”.
Además, “el coste de los servicios de estos perfiles es inferior al de tener una persona asalariada y el rendimiento y la implicación es bastante similar”. Abrir el horizonte a este tipo de trabajadores y trabajadoras puede ser lo más inteligente, tal y como argumenta David Blay, “el talento disponible ya no se encuentra a 20 kilómetros a la redonda”. Por ello, “con una filosofía adecuada de trabajo en remoto, se puede encontrar gente capaz de trabajar en entornos y equipos híbridos y más identificada con la empresa como consecuencia del respeto hacia su elección vital”.
Eso sí, no todo serían ventajas, Gil apunta que el mayor reto al que se enfrenta tu compañía si decides contar con nómadas digitales es el desfase horario que puede hacer que la comunicación sea menos fluida, por lo que no recomienda contratar a este tipo de perfiles si necesitas inmediatez de respuesta en tus colaboradores.
Nómadas digitales, ¿tendencia de futuro?
Un informe de MBO Partners señaló que, en 2022, 16,9 millones de trabajadores estadounidenses se describen a sí mismos como nómadas digitales, un aumento del 131 % desde el año anterior a la pandemia de 2019. Datos significativos que sugieren que la cifra no parará de crecer en los próximos años. Blay augura que la tendencia será “buscar lugares agradables, con ecosistema emprendedor y ofertas de ocio tanto para singles como para familias, donde un miembro o varios puedan teletrabajar”.
Gil es de opinión similar: “será una tendencia de futuro. Existen muchos medios para viajar e instalarse en lugares del mundo que hasta hace pocos años no era posible”, aunque ella es de las que piensa que “la vida de nómada digital tiene una duración determinada. Las personas terminan por buscar uno o dos sitios que les gustan y se asientan mitad año en un sitio y la otra mitad en el otro”.
Diana Carrasco, por su parte, tiene claro que “el futuro del trabajo ya está aquí y los nómadas digitales son el faro que guiará nuestro camino”. Para esta experta el futuro del nomadismo digital también incluirá a grupos de familias, “cada vez habrá más familias en este mundo dada la gran cantidad de escuelas nómadas y de colivings para familias nómadas digitales que están apareciendo”.
En este sentido, Diego Gaspar tiene mucho que decir, pues su coliving está enfocado a remote workers de entre 30 y 40 años, que tienen que trabajar de ocho de la mañana a cinco y media de la tarde para una empresa, pero de forma remota y que se desplazan solos, pero también en pareja o familia. Son perfiles que suelen repetir destino y que, incluso, se plantean invertir en un espacio de coliving para visitarlo unos meses al año y alquilarlo el resto del tiempo, explica Gaspar, una tendencia que está cada vez más asentada, pese a que la crisis financiera que el banco estadounidense Silicon Valley Bank (especializado en préstamos a emprendedores y pequeñas tecnológicas) y los recientes despidos de Google parece amenazar a miles de trabajos tecnológicos y, en consecuencia, al trabajo en remoto. En este sentido, Gaspar cree que el futuro, en algunos casos, pasará por transformarse en un tour operador de remote workers.
En cualquier caso, quienes lo han probado afirman que ser nómada digital es una experiencia que vale la pena probar, siempre que sea posible. Gil lo tiene claro, “se corre la voz, se dice que es posible hacerlo, que puedes trabajar mientras viajas y descubres el mundo y encima que las empresas están abiertas a este tipo de contrataciones. ¡Quien no se aproveche de ello está perdiendo una buenísima oportunidad en la vida!”.